Aunque había visto muchas cosas hechas con trapillo, nunca me había decidido a probarlo. Un día, Eva, una compañera de trabajo, trajo un bolso que se había hecho ella misma y me gustó mucho. Así que me animé y he tejido este capazo en azul marino, muy veraniego. Compré unas cintas de lunares para adormnarla, las asas las he hecho con un cinturón que no me ponía y no le he puesto cremallera. sólo un botón de los que se ponen en las trencas. Para ser el primero, el resultado me encanta.
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